Con insomnio

lunes, 16 de enero de 2017

Peregrinación en carretera

Mi familia y yo viajábamos esa noche hacia la sierra de Puebla, a un lugar llamado las lajas, donde mi abuela materna nos esperaba para festejar como cada año, a la virgen de Guadalupe en una capilla que mi abuelo le construyo dentro de su casa. Ahí van muchas personas del pueblo a cantarle las mañanitas y ademas se hace una pequeña fiesta.

Nosotros íbamos desde la Ciudad de México, había mucho trafico porque constantemente nos encontrábamos peregrinaciones que regresaban a sus lugares de origen ese mismo día. personas que corrían con antorchas que se turnaban a cada cierta distancia hasta llegar a su destino, auxiliados por dos o mas camiones de redilas o camionetas.

Fue precisamente que alcanzaba a ver una peregrinación mas a lo lejos, estaban en  el carril de baja, seguían el mismo patrón de las otras. Solo que en esta ocasión vi algo que me aterro.

Mi padre cada que veía estas peregrinaciones bajaba la velocidad para evitar algún accidente, y con esta peregrinación no fue la excepción. Pasamos en verdad muy despacio, tanto, que las personas que ahí se iban repartiendo a lo largo de la carretera se nos quedaban viendo fijamente. Pasamos lo que al parecer era el camión que encabezaba al grupo, al llegar ahí una señora que caminaba muy cerca del camión, y al vernos caminó al centro del carril del alta y vi claramente como era arrollada por nuestro automóvil. Yo grite a mi padre que se detuviera. mi padre acelero y unos metros mas tarde se estaciono en la cuneta y fue a verme. Mis padres desesperados me preguntaban que había pasado y yo solo decía -¡La señora!, papá ¡la señora!-. Desconcertados miraban a todos lados y preguntaban -¡¿Cual señora?!-

Mire hacia atrás y vi como aquella peregrinación siguió su camino sin cambio alguno, donde se supone que habíamos arrollado a aquella mujer no había nadie.

Entonces lo entendí, solo yo la había visto.

Seguimos nuestro camino, aun estaba temblando y mi madre constantemente me preguntaba si estaba mejor, y le mentía diciendo que si.  Pero en realidad aun tenia la imagen en mi cabeza de ese momento en donde aquella mujer se atravesó  en nuestro camino. Por eso evitaba a toda costa mirar por las ventabas del auto. Hasta que mi hermana menciono algo que me aterro aun mas y dejo a mis padres helados.

-Mira Zoe, es la señora que se atropellamos allá atrás- Señalando un autobús que encabezaba otra  peregrinación





jueves, 12 de enero de 2017

No llores amor...

Roberto escuchaba constantemente el llanto de esposa en las noches. Comenzaba con el leves sollozos y conforme avanzaba la noche, los lamento eras cada vez mas intensos.

Al principio trato de soportar todo aquel alboroto pensando que pasaría pronto, que al cabo de unos días pasaría. Sin embargo, pasaron meses y el seguía escuchando el llanto de su esposa.

-¿Que tienes amor?, dime que te aflige, ¿porque lloras?- Gritaba desesperado, tapando sus oídos con la almohada, algunas veces hasta hacerse daño. Su esposa jamas respondía solo lloraba, cada noche, todas las noches.

Una noche, con la decisión impulsada por la desesperación, camino toda una noche hasta donde ella estaba, se acostó a su lado y en un susurro le dijo:

-Amor, estoy aquí a tu lado, cansado, aturdido. Por favor, deja de llorar, descansa-

Al decir esto dejo de escuchar el llanto de su esposa, al parecer ella estaba mas tranquila al saber que su esposo estaba ahí con ella. Era tal el consuelo de ya no oír el llanto que el silencio de aquel lugar fue interrumpido por pequeñas pisadas, pisadas pertenecientes a su pequeña hija, que sin darse cuenta lo siguió toda noche hasta aquel lugar.

-Papá, ¿Que haces aquí?, ¿Viniste a ver a mamá?, ¿Estaba llorando?- le decía la niña mientras se acercaba a los brazos de su padre.

-Mi pequeña, ¿Que no la escuchas?, ¿no oyes a tu mamá?, esta llorando, llora todas las noches.

-Papá, ¿Las personas muertas pueden llorar?- Le preguntaba la niña mientras se acostaba junto a él sobre la tumba de su madre...